sábado, 10 de mayo de 2008

YO VIVÍA ENFRENTE DE LA CÁRCEL

Queridos amiguitos y amiguitas, fans, fanas y hermanito, últimamente dispongo de poco o nada de tiempo para actualizar y visitar vuestros blogs. Sí, más lo siento yo que soy la que lo sufre... No importa, llegaran tiempos mejores. Han de venir.

Os contaré, mientras, algo más sobre mi tierna infancia.

La cárcel de Tarragona se encuentra hasta la fecha, integrada en el núcleo urbano de la ciudad y en el epicentro de lo que próximamente se convertirá en una de las zonas comerciales más importantes de la comarca. La apertura de una gran superfície (digamos nombres, El Corte Inglés) ha provocado, entre otras cosas, el traslado del centro penitenciario a otro lugar. Será un centro mastodóntico que revalorizará el suelo que pisan mis padres, y que me permitirá saber las ofertas del mes en la Planta Joven sólo con descorrer la cortina y sin tener que levantarme de la cama. Como en mi casa no somos del todo consumistas, más que alegrarnos la vida nos jode, puesto que dejaremos de estar tranquilos y en mi caso, de contemplar el cielo por las tardes cuando vaya a visitarles. (Aysss)

A lo que vamos..., os pongo en antecedentes:

Hace años, vivíamos una calle más atrás, en un edificio plantado en frente de la cárcel. Novena planta y parte del decorado de lo que suponía el día a día de los internos vetados de libertad.

Antes de ir al cole, me despertaba como a ellos el toque de sirena. Por megafonía se escuchaba el nombre de aquellos que por diversas cuestiones, se les requería en alguno de los departamentos del centro. "Vaya, a Manuel XXX, le han llamado esta semana dos veces"

Desde mi casa tenía acceso sólo a la mitad del recinto (de haber vivío en un catorceavo... habría visto los otros dos patios e incluso Torredembarra, pero no fue el caso).
La hora de salir al recreo, era el momento que los reclusos aprovechaban para comunicarse con compañeros de otras alas a voz en grito, tocar las palmas por los Chichos, jugar a las cartas, al fútbol y cómo no, saludar a las que tendíamos la colada:

- Ehhhhhhh, esa morenaaaaaaa guapa, que saludeeeee!

Y yo, muy educada, con las pinzas en la mano y después de cerciorarme que era a mí y no a otra de mis amigas vecinas, hacía un gesto disimulado, clin clin clin, apenas imperceptible, pero que ellos reconocían enseguida.

- Oleeeee esa morenaaaa simpáticaaaa!

(Acto seguido, tenía a mi madre detrás regañándome, "chiquilla a ver si te van a ver los guardias y nos meten a tos pa dentro!")

La cárcel estaba custodiada en cada una de sus 4 esquinas, por policías nacionales bastante simpáticos, que pasaban horas y horas de pie, cargados con su "Céhmenn" (ese arma que todos los chicos nombran cuando te cuentan historias de la mili, que siempre pronuncian así y que nunca he mostrado interés por saber cómo se escribe) aburridos hasta recibir la visita que mis amigos del barrio y yo les hacíamos alguna tarde, para charlar un poco de la vida.
Sólo teníamos que cruzar una calle sin tráfico. Desde la acera, mirando la torrecilla que se erguía y la garita donde se encontraban ellos, "holaaaa, qué taaaaal!!!" "niños venga, iros a jugar que hoy no podemos hablar"

Y era porque a veces tenían mucha faena. Los intentos de fuga habían provocado soluciones improvisadas y muchos quebraderos de cabeza a los responsables. Por cada intento de fuga, a los pequeños muros se les añadía um metro de alambrada, lo que llevó a covertir el recinto, en la cárcel con más remiendos jamás recordada.

Fuimos testigos en más de una ocasión, de amotinamientos e intentos de huída por parte de algunos atrevidos, que una vez conseguían encaramarse en la alambrada, movilizaban durante horas a todas las fuerzas policiales de la cuidad. Entonces sólo quedaba el estruendo nocturno de las sirenas y las lucecitas de los coches-patrulla, focos cegadores de helicópteros que iluminaban nuestras casas en busca de cómplices, espías vestidos de negro (como en las películas, qué sé yo)y el trabajo psicológico de unos funcionarios que trepaban, asustados, para intentar disuadir y convencer a los internos.


En mi calle, muchas veces, mientras correteábamos ajenos a la vida de los mayores, nos llovían del cielo pelotas de tenis, que supimos los presos utilizaban para comunicarse con los de fuera. Iban y venían notitas con mensajes, pero llegó un momento que al final dejamos de abrirlas y directamente las cogíamos prestadas para jugar.

Recuerdo también que durante unos días, asistimos a un gran acontecimiento mediático! Ruiz Mateos (que te pego leche) ingresó en prisión temporalmente y mi ventana salió en el Telediario!!

Y así formó parte de mi vida ese edificio. Yo vivía enfrente de la cárcel, hasta que nos mudamos. Entonces dejé de ver los patios de prisión, las galerías, los reclusos, los vigilantes, (bueno, y toda Tarragona, porque menudas vistas!) Y hasta hace poco, desde mi nueva habitación, y si afinabas el oído un poquitín, todavía se podía distinguir la famosa sirenica. Ahora, sin emabargo, colindaremos con viviendas de precios inalcanzables y con el Corte Inglés...

Lo que son las cosas, ¿verdad?

26 comentarios:

Anónimo dijo...

endeluego eh... no semos naide
aunq qué quieres q t diga, ha olvidado usté menzionar q nuestro anterior piso era 1 poco zulo, por no hablar del hecho d compartir habitazión con su keridisisisismo hermaníbido y con su ejército de pòsters de kirk cameron y de tom cruise (cuando mozeaba)...
en algo si q stoy totalmente deakuerdo con usté, y eran las vistas, aunq fuera la carcel, tenía su punto (será q ahora me he nganchao a prision breik?)
esperamos nuevas confesiones d esa bella etapa. atentamente, P

Joven Eriza dijo...

Ostras, Kirk Cameron???? Dios... jajaja, bueno tú tenías a Marta Sánchez, eh? más conocida como LiliMahléng!

Anónimo dijo...

y yeison donovan que, tampoko se akuerda usté? ;)

Joven Eriza dijo...

Jajaajaj, tú has venío aquí pa entrevistamme o pa sacamme a relucí!

marisa dijo...

es curioso cómo las cosas de nuestra infancia..hasta vivir frente de la cárcel, es tierno.. nteresantes vistas :)

El opositor dijo...

Pues sí que va a cambiar el panorama, sí.

Oiga, el tema de las pelotitas de tenis con sus mensajes tiene su miga ¿eh?. Con eso mismo te hace Médem una peli...

Un beso! Y espero que no te ausentes demasiado. ¡Tus fans te lo exigen!

Marcela dijo...

Qué bueno el relato de tu vivienda de infancia. Yo estudié en un instituto que daba al patio de un cuartel y nos pasábamo las horas tirando tizas a los que hacían guardia, qué tiempos.

Anónimo dijo...

bueno.... yo vivia delante de una carcel tambien :) jeje es increible pero las cosas cambian y un dia te asomas a la ventana y no sabes que ves...

todos tenemos recuerdos de lo que habia antes y ya no hay en nuestro alrededor... pero es bonito ¿no?

maslama dijo...

hola ericita;
alguna vez leí que la única patria del ser humano es su infancia.. bonitos recuerdos, gracias por compartirlos

besos,

maslama dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
RataParda dijo...

gracias por compartir los retazos de tu infancia...me quedo con las vistas de la cárcel antes que la planta de oportunidades del Corte Inglés..yo soy así..todos formamos parte de esta sociedad...besos

Unknown dijo...

eriza, que soy la deses... pero renacida!!!!!!!

Anónimo dijo...

Buenísimo! La mini cárcel que han abierto al lado de mi casa de la infancia me ha pillado tarde, sino ahí habríamos estado todas las tardes con la bici a hacernos colegas de los palmeadores de loschichos a través de la alambrada. Cachis! A cambio, recuerdo que una temporada nos dedicamos a desvalijar una autoescuela abandonada a poquitines. Una tarde los conos, otra las señales... luego pá ná! pero qué gustito daba robar jaja!

Lena de mar dijo...

joven y literaria ericita, varias cosas:
por un lado, siempre os quedará a tu family y a ti el consuelo (tonto) de que os enteraréis en primer lugar y antes que nadie de que ha llegado la primavera (en el corte inglés)!!! jajaja (suele suceder a mediados de invierno)

y por otro lado, chiquilla!!!, tú estás bien??? es que te noto mu nostálgica con las tarracos, podrías presentar este maravilloso y original escrito a un concurso de relatos breves y seguro que ganarías!!!

Te felicito por tus dotes (narrativas) y lo siento por tu brother, tu papi y tu mami pues tal vez no puedan conciliar el sueño con el luminoso de color verde chillón de el susodicho centro comercial (que se ve desde los aviones, el jodío).

Bueno, chica, besicos ricos!!!

Lena de mar dijo...

donde escribí "de el" quería escribir "del". Se me va la ollita!!!

Por cierto, que pasa con el blog de hormi??? ta cerraico??

Besitos salinos

RataPelá dijo...

jajaja... si es que esa morena era seguramente la única hembra que veían los presos... igual con un poco de suerte te plantan el poster de alguna titi buenorra en bikini delante de tu ventana, es las cosas buenas que tiene ECI (especialistas en ti)

Unknown dijo...

joder,como cambian los tiempos!!!!én la parte trasera de mi casa había campos de alcachofas acelgas y ahora tenemos tanta potencia económica que nos van a traer la desaladora pacá.Menos mal que yo ya me fui de casa hace tiempo....qué miedo...con tanta mierda a la atmosfera nos vamos a quedar calvos.

dintel dijo...

Yo también viví en frente de la cárcel.

Lena de mar dijo...

joven eriza, si tienes tiempo, te he propuesto para un meme.

Besitos salinos

azzura dijo...

Qué bueno Ericcita..;) me gustó mucho este post, bueno siempre es una pasada leerte que lo sepass
bsss

Anónimo dijo...

Ayer me acorde de ti :) te deje un regalo en losmismosclavos :D

Anónimo dijo...

Hola!

Qué interesante a la par que curioso el relato de la cárcel! Me ha gustado mucho. Lo mejor es que me lo iba imaginando a medida que lo vas describiendo.

Un abrazo!!!

isla_errante dijo...

ja ja es genial que de un edificio tan lugrube como es una cárcel saque esas cosas tiernas .

maslama dijo...

hola ericita;
te he propuesto un meme en mi blog..

besos,

Anónimo dijo...

¿Oye y de qué me sonará a mí esta historia?
Un besito y...¿Un capuccino en Roma?
;)

Anónimo dijo...

jajaj impresionante ,yo he tenido cerquita un manicomio que parecía estar inmersa en una novela de Eduardo Mendoza. un besazo .